27 de noviembre de 2009

No sé que quieres que te diga ...

Vivo en la más absoluta irrealidad. Me cuesta muchísimo asumirlo, no te imaginas cuánto. Se supone que mañana vuelvo a SanFe, entregamos el departamento, blah y aquí estoy, en la misma pieza de siempre, con la ropa, zapatos, libros, cuadernos donde mismo han estado todo el año ... y abajo están los platos, cucharas, vasos, cuchillos, ollas, tenedores, mercadería donde mismo han estado todo el año. Me cuesta muchísimo pegarme el alcachofazo, como dirían por ahí. Se acaba todo, y sigo sintiendo como si todo estuviese a milenios de terminar, como si la cinta esa donde dice "META" estuviese a cientos de años luz de distancia. Y son tantos, tantos esos años luz de distancia, que ni siquiera logro vislumbrar una imagen borrosa para poder hacerme una idea.

Se me ocurre un experimento: - Insumos: largavista/miralejos/binoculares. - Resultado: un minúsculo punto blanco en la más absoluta oscuridad del infinito.

Nop. No está funcionando.

Vivo en la más absoluta irrealidad. Una pequeña parte de mi cerebro dice "Javi, el lunes es la peseú". Otra pequeña perte de mi cerebro me pregunta "Javi, el 21 salen los resultados de la prueba, ¿qué vas a estudiar?". Una parte, ya no tan pequeña me susurra "¿Estás segura que quieres irte a Santiago?". Cecilio ha estado tan quietecito, tan calladito, que me preocupa un poco; no sé qué es lo que me está pasando. La apatía es cómo una colonia de bacterias, crece y crece y crece y crece a velocidades impresionantes; y la penicilina no le hace ni cosquillas. Ya agoté todas mis reservas de penicilina, y no pasa nada.

Quiero que acabe de una vez por todas este año. He tenido peores, claro. Bueno, quitémosle el plural, solo ha habido un año peor que este y ambos han sido terribles por el mismo motivo: apatía, incertidumbre, duda.

Espero que después del martes todo esté, por lo menos, un poco mejor.

Over and out!!

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