Desde hace ya algunos cuantos años, mi familia adoptó la costumbre de reunirse en la casa de La Laguna de Zapallar todos los fines de semana largo que se nos crucen. Desde entonces he dicho que no a muchos fines de semana de carrete con mis amigos. Hay quienes no lo entienden; la importancia de este pedacito de familia en mi vida trasciende muchas otras cosas, por que no son mis tíos y mis primos en realidad, aunque lo son más que los que sí son. Yo no cambio un fin de semana en La Laguna, no matter what!
Hace como dos semanas mi mejor amigo me insistía en que fuera a su cumpleaños ... la perspectiva era tentadora; muchísimo: carrete porteño, del bueno. La mayoría de las personas en su sano juicio no dicen "no" a tal invitación; pero yo si ... por mi familia y el fin de semana en LaLaguna ya había dicho no a muchísimas otras cosas tanto o más tentadoras.
Pero despúes me di cuenta que no podía ser así, por lo menos tenía que tener una noche. No podía decirle que "no" a mi mejor amigo, me pareció antinatural. Así que después de una mansa travesía, y casi perder el bus, me fui a Viña a juntarme con mi cómplice para encontrarme con que el carrete porteño que tanto prometía había funado brigidamente y que mi querido mejor amiguito se encontraba en casa estudiando. Y eso era extraño, especialmente tratándose de él ... sobretodo tratándose de él.
Pero al final la cosa igual salió. No como lo había anticipado, para nada ... Mejor de lo que había anticipado, en medio de toda su simpleza y flojera ... No hay como una noche en el puerto con mi mejor amigo y una botella de champagne.